Sesión del 15 de abril del 2013. Segundo cineforum: "Noviembre".
En la sesión de ayer de Didàct. Activitats Físiques Expressives asistimos a la proyección de la segunda película que teníamos programada para el cuatrimestre en curso. Se trata del film de nacionalidad española "Noviembre" (2002), dirigido por Achero Mañas y que fue estrenado en España el 26 de septiembre de 2003. Estamos hablando de una película perteneciente al género de la semi-ficción y que está elaborada como un falso documental del grupo español de teatro Noviembre. La intención del director podría ser la de provocar en el espectador una reflexión sobre el potencial de las artes para cambiar el mundo y el compromiso o el carácter utópico de las generaciones más jóvenes.
Es una película que refleja el espíritu idealista del joven Alfredo, que llega a Madrid desde su Lorca natal y que tras pasar dos meses en la Escuela de Artes Dramáticas se da cuenta de que el teatro convencional no es lo suyo, y decide formar un grupo independiente de teatro y hacerlo gratis y en la calle. Sus ideales revolucionarios le impulsan a querer crear "un arte más libre, hecho con el corazón, capaz de hacer que la gente se sienta viva”, y como él mismo le explica un día a su profesor de interpretación "quería hacer teatro porque quería hacer teatro por él y para los demás, y porque creía que sirve para comunicarse entre los seres humanos". Su concepto del teatro va más allá del escenario, se traslada a pie de calle, cara a cara con el público, esperando que éste se implique, provocándolo si es necesario. Allí en una plaza cualquiera, en un parque o en la avenida más comercial de la ciudad, Alfredo y su grupo Noviembre comienzan la función que da vida a un sin fin de personajes: demonios que provocan a los paseantes, actuaciones de denuncia social, acciones llevadas al extremo que ponen en alerta a las fuerzas del orden público. No hay límites ni censuras, sólo hay ideas y todas valen si son capaces de conseguir que el espectador deje de ser espectador y pase a formar parte de la representación, y sienta lo que ellos sienten en cada momento: se sorprenda, se asuste, ría o llore. El teatro como la vida, la vida como el teatro… ya no hay diferencia, solo hay pasión.
Es una película que refleja el espíritu idealista del joven Alfredo, que llega a Madrid desde su Lorca natal y que tras pasar dos meses en la Escuela de Artes Dramáticas se da cuenta de que el teatro convencional no es lo suyo, y decide formar un grupo independiente de teatro y hacerlo gratis y en la calle. Sus ideales revolucionarios le impulsan a querer crear "un arte más libre, hecho con el corazón, capaz de hacer que la gente se sienta viva”, y como él mismo le explica un día a su profesor de interpretación "quería hacer teatro porque quería hacer teatro por él y para los demás, y porque creía que sirve para comunicarse entre los seres humanos". Su concepto del teatro va más allá del escenario, se traslada a pie de calle, cara a cara con el público, esperando que éste se implique, provocándolo si es necesario. Allí en una plaza cualquiera, en un parque o en la avenida más comercial de la ciudad, Alfredo y su grupo Noviembre comienzan la función que da vida a un sin fin de personajes: demonios que provocan a los paseantes, actuaciones de denuncia social, acciones llevadas al extremo que ponen en alerta a las fuerzas del orden público. No hay límites ni censuras, sólo hay ideas y todas valen si son capaces de conseguir que el espectador deje de ser espectador y pase a formar parte de la representación, y sienta lo que ellos sienten en cada momento: se sorprenda, se asuste, ría o llore. El teatro como la vida, la vida como el teatro… ya no hay diferencia, solo hay pasión.
Los componentes del blog l'Expressióa l'Educació Primària hemos querido indagar un poco más sobre la película "Noviembre" y las motivaciones e inquietudes que llevaron a su director a querer realizar este proyecto. Achero Mañas estuvo relacionado desde que era un niño con el mundo del teatro por razones familiares y guarda de estas vivencias muchísimos
recuerdos. De todos ellos, hay uno del que no se olvidará jamás y que ha sido el
principal motivo que ha dado origen a esta película. En los años setenta, un
grupo de actores creó una compañía de teatro independiente actuando en
diferentes lugares del territorio nacional sin cobrar ni una peseta por su
dedicación. Aquella compañía se llamaba El Piojo Picón y surgió al mismo tiempo
que otros grupos de teatro independientes que, sin ánimo de lucro, recorrieron
España durante la época de la transición. La existencia de tales grupos, su lucha
por hacer un teatro diferente, libre, independiente y gratuito sigue siendo
todavía un misterio, en una sociedad como la de hoy, en donde cualquier forma
de arte está obligatoriamente sometida, como el resto de cosas, incluidos los
seres humanos, a las leyes imperativas del mercado.
Es cierto que este
teatro utópico y libre se dio en circunstancias especiales y en una época
determinada, pero... ¿Qué pasaría ahora si surgiera un grupo teatral como los
que aparecieron entonces? ¿Podría darse en la década de los noventa un grupo
con el mismo espíritu, o parecido? ¿De qué forma surgiría? ¿Tendría algo por lo
que luchar? ¿Cuál sería su sentido ahora? ¿Cómo reaccionaría el público? ¿Qué
pasaría si el teatro volviera a la calle? ¿Aportaría algo? Y lo que es más
importante, ¿podría sobrevivir? ¿Qué pensarían sus integrantes pasados cuarenta
años? ¿Pensarían lo mismo que piensan los actores de los grupos de entonces en
este momento? Noviembre ha sido un intento de dar respuesta a esas preguntas.
Alfredo Baeza,
protagonista y líder del grupo independiente Noviembre, cree en el arte y cree,
como creyeron los artistas de principios del siglo pasado, y también los grupos
independientes de teatro de finales de los setenta: que a través de su arte
puede cambiar el mundo, o mejor dicho, el estado de las cosas. Ese idealismo,
considerado ahora por una gran mayoría utópico, en donde no sólo el arte, sino
también la política y la economía estaban dominados por un sentimiento
colectivo y un deseo de cambio en la sociedad, convierten a Alfredo y a los
demás integrantes del grupo en personajes completamente anacrónicos,
quijotescos, abocados inevitablemente al fracaso. Sobre todo, en una sociedad
dominada por el individualismo, con un sentido claramente materialista y en donde
la gente no cree ya prácticamente en nada. Luchar contra ese escepticismo y
volver a creer en la utopía es el principal sentido del grupo independiente
Noviembre. Alfredo quiere luchar contra ese estatismo que simbólicamente está
encarnado en su hermano Alejandro, quiere luchar contra esa ceguera, contra esa
parálisis que ha vivido tan de cerca y sobre todo quiere hacer algo para
provocar una reacción: “lo que sea”. No quiere ver a la gente inmóvil, muerta
en vida, sin reaccionar, como ve a su hermano Alejandro; quiere que lo que hace
provoque algo, que mueva algo, en definitiva: que trascienda. Ésa es la
principal razón de la creación de Noviembre. Alfredo saca de su propia vida la fuerza y el
convencimiento de lo que debe ser el teatro, instrumento de comunicación entre
los hombres para hacerlos mejores, de la misma manera que a él le sirvió para
querer a su hermano Alejandro, parapléjico, objeto de sus cuidados desde niño;
tan fuerte es su fidelidad a una idea y a un ser querido que cuando ha
traicionado sus propios principios entiende que también lo ha hecho a su
hermano, y regresa a Lorca para estar junto a su hermano hospitalizado. La escena en la cual le reconforta y le ofrece todo su cariño regalándole una marioneta nueva es realmente conmovedora y da fe de la fuerza que mantiene Alfredo en sus principios.
La elección del
teatro es un pretexto extrapolable a cualquier otro entorno dentro de nuestra
sociedad. Alfredo, y con él Noviembre, son la llave que abre la puerta a algo
nuevo que a su vez tendrá que ser renovado por otra tendencia, u otro
movimiento, en el momento que éste haya entrado en su periodo de decadencia. De
esta manera se evitará cualquier forma de absolutismo, de verdad inamovible que
pueda llevarnos a una única y exclusiva forma de pensamiento, ya sea en el
arte, en la política o en cualquier otro ámbito. Noviembre es principalmente el
movimiento frente al estancamiento de las ideas, frente al escepticismo como
principal asesino de toda forma de positivismo, de generador de movimiento, y
por lo tanto de creación, de futuro, de vida.
Gabriel Celaya decía
que la poesía era un arma cargada de futuro. Y Achero Mañas creía que el arte y el teatro en
particular son y deben ser un arma. Un arma cargada de ideas, de palabras, pero
también de contradicción, de paradoja; un arma, por encima de todo,
inconformista que nunca pierda el sentido de la autocrítica. Alfredo y
Noviembre simbolizan el sueño, la ilusión de que todavía el mundo y las cosas
se pueden cambiar.
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